Para algunas mujeres, la menstruación trae consigo una serie de síntomas de intensidad variable. El más común es el dolor en la zona pélvica que es producido por las contracciones uterinas. A este tipo de dolor se le conoce como dismenorrea primaria y no está relacionado con trastornos ginecológicos, sino con la acción de unas sustancias similares a las hormonas, llamadas prostaglandinas.
La dismenorrea secundaria, en cambio, es el dolor producido por anomalías o enfermedades pélvicas, tales como la endometriosis, la adenomiosis, las lesiones uterinas, etc. En este caso, se trata de un dolor que no está asociado al proceso menstrual en sí, sino que se origina como producto de una condición de salud subyacente.
A diferencia de la dismenorrea primaria, cuyos síntomas pueden aliviarse con el paso de los años en algunos casos, en la dismenorrea secundaria tienden a intensificarse, a medida que evoluciona la enfermedad pélvica que la origina.
Por esa razón, es esencial acudir a la consulta ginecológica una vez al año (o con la frecuencia que determine el especialista según cada caso). Pero además de eso, es importante dejar de normalizar el dolor menstrual y empezar a prestar atención a la frecuencia, la duración y la intensidad del dolor, ya que podrían ser signos de alarma de un mal funcionamiento del sistema reproductivo.
La atención oportuna de un profesional de la salud podrá dar con el diagnóstico y el tratamiento adecuado para combatir la causa y disminuir o eliminar el dolor.
¿Cuáles son los síntomas de la dismenorrea secundaria?
Los síntomas de la dismenorrea secundaria están asociados a la condición de salud subyacente que los origina. La característica más notable es la presencia de dolor pélvico a partir de la adultez que se va intensificando con el paso del tiempo. Otros síntomas que pueden presentarse son:
● Cambios en el ciclo menstrual (ciclos más largos o más cortos, variaciones en la cantidad de flujo con respecto a ciclos anteriores, dolor más intenso o de mayor duración).
● Dolor abdominal y/o de espalda.
● Relaciones sexuales dolorosas.
● Sangrado después de las relaciones sexuales.
● Sensación de dureza o rigidez abdominal.
● Sangrados entre ciclos menstruales.
● Dolor pélvico en diferentes momentos del ciclo.
Cualquier cambio en el ciclo menstrual que se presente de forma intensa o persistente debe ser notificado al médico especialista.
¿Qué tratamientos hay para la dismenorrea secundaria?
El tratamiento para la dismenorrea secundaria dependerá de la enfermedad o condición pélvica que la cause. Sin embargo, algunas medidas comunes para tratar el dolor pueden incluir:
● Uso de almohadillas tibias / duchas de agua tibia para aliviar el dolor.
● Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno.
● Uso de anticonceptivos orales bajos en estrógenos (bajo prescripción médica).
● Tratamientos hormonales específicos de acuerdo a la causa de la dismenorrea (bajo prescripción médica).
En casos severos puede ser necesario hacer una intervención quirúrgica.
¿Cuáles son las causas de la dismenorrea secundaria?
Como se ha mencionado antes, los síntomas de la dismenorrea secundaria están asociados a patologías pélvicas. Estas son algunas de las más comunes:
Endometriosis: es el crecimiento de tejido uterino en otras partes del cuerpo, como intestinos, vejiga, ovarios, trompas de Falopio, etc.
Miomas: son tumores benignos que se forman en el útero.
Adenomiosis uterina: es el crecimiento de tejido endometrial en las paredes del útero.
Estas enfermedades pueden generar alteraciones en el ciclo menstrual, así como dolor intenso y otras molestias asociadas.